Mientras te miro me desaparece
la amargura de entrañarte
y solamente me queda
el dulce pesar de saberte
distante, preocupado,
angustiado con despropósitos
que ocupan tu pobre mente
pero cuando me besas
mi pesar se derrite,
mi angustia se desvanece
con el fuego que me enciendes.
Siente el calor de mi cuerpo
cuando me muerdes el labio
o cuando la yema de tu dedo
me recorre la oreja
y ya ni te cuento
cuando saboreo tu boca
y me llenas del intrépido combustible
de tus caricias rodeándome la nuca
y perdiéndote en mis nalgas.
Por suerte, la naturaleza es sabia:
te da combustible para mis llamas
y un extintor para apagarlas;
y a mi, -aun más sabia ella-,
mientras quema mi cuerpo
me ofrece el dulce remedio
de mi agua, caliente,
para que puedas rellenarte
de amor, dulzura y hermosura
y saturarme la caverna de vida
hasta saciarme y extinguirme
el incendio de mi alma entera
o hasta que te quedes sin fuerzas,
vacío, cansado, apagado...
mientras mis brasas esperan
ser avivadas de nuevo y convertirse
en un fuego más vivo, más grande...
05/07/2010
2 comentaris:
Cada dia escrius millor!!! i sobre el contingut què en puc dir? Res que no t'hagi dit anteriorment. Aconsegueixes emocionar-me amb els teus poemes!
Hermoso...!!
Un placer visitarte!!
Te dejo abrazoss y besotes grandotes!!
Beatriz
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